Oficina de Prensa y Cultura.

Los protagonistas de la actividad aceptaron gustosos dejarse contagiar de la alegría que llevan implícita las rondas tradicionales, una oportunidad para tomarse de la mano y fortalecer destrezas, habilidades, valores y actitudes que son muy necesarios para el desarrollo integral un niño.
Con rondas como juguemos en el bosque y agua de limón, entre otras, los docentes norteños fortalecieron la relación con sus estudiantes, ganando su confianza y el amor de sus alumnos que aceptarán gustosos, después de jugar, trabajar en el interior del aula de clases.
Este tipo de actividades ayudan a que los niños aprendan a relacionarse con sus pares e iguales, esperar turnos y compartir, cosas básicas para toda su vida.
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